Contrato Pfizer por vacunas: Bulgaria, Hungría, Lituania y Polonia lo cuestionan


Transparencia en los contratos y revisión de las vacunas Covid-19, en interés de los ciudadanos. Los acuerdos durante la pandemia han producido demasiadas vacunas programadas. Pero Pfizer también quiere que le paguen por aquellas que ya no producirá…

Por Antonio Amorosi * (traducido por Marcello Marcolini)

Aguas turbulentas en Europa. Los ministros de salud de Bulgaria, Hungría, Lituania y Polonia se han unido contra las decisiones poco meditadas de la Unión Europea. Los cuatro miembros se declararon no dispuestos a firmar el acuerdo para los cambios propuestos por Pfizer para las vacunas suministradas a los estados miembros.

Según los cuatro ministros de Sanidad, “las necesidades, especificidades y capacidades presupuestarias de todos los Estados miembros”, incluidas en la propuesta de quinta enmienda al acuerdo sobre vacunas de Pfizer y BioNTech, “no representan una solución definitiva y equilibrada a los problemas del excedente de vacunas contra la COVID-19 y no satisfacen las necesidades de los sistemas de salud, las necesidades de los ciudadanos y los intereses financieros de los Estados miembros”.

Hablan de las necesidades de los ciudadanos y de los intereses financieros de los Estados miembros, ¡cosas de otro tiempo!

Sí, porque en estas horas la multinacional farmacéutica estadounidense Pfizer se ha ofrecido modificar el contrato con la U.E. para la vacuna del Covid-19, reduciendo en un 40% el número de dosis a suministrar a los países de la U.E. y retrasando sus entregas. Se produce después de que varios estados miembros de la U.E. informaron haber sido bombardeados con dosis excesivas.

La intención de Pfizer es de extender hasta el 2026 el contrato firmado durante la pandemia con la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen: pero las dosis pedidas durante la pandemia que ya no se necesitan deberán ser pagadas aún cuando no sean jamás producidas, visto el cambio de escenario. La pandemia no existe más desde hace tiempo. Incluso muchos países han destruido sus dosis porque son en cantidades excesivas o caducadas por no haber sido utilizadas.

Esto frente a los datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades que indican como las vacunas contra el Coronavirus prácticamente se han arenado en Europa: llegaría al 1,7% la población adulta en la UE/EEE que hizo la tercera dosis.

Por tanto, Bulgaria, Hungría, Lituania y Polonia han firmado un pacto interno y han pedido a la Comisión Europea que negocie un mejor contrato. En fondo a la tratativa también Austria se manifestó descontenta con el acuerdo. En cambio, la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides, instó a todos los estados miembros a aprobar el acuerdo.

Los cuatro ministros también propusieron algunas soluciones, “en particular sobre los pagos por falta de entrega”, “la reducción del número de dosis contractuales”, o que sea la Comisión Europea quien compre el excedente de vacunas de los estados miembros y done esas dosis a las regiones que las necesiten.

Los cuatro insisten en “la falta de claridad normativa respecto al uso continuado de refuerzos adicionales” y la propuesta de “tasa de flexibilidad” que constituye un gasto financiero desproporcionado” y plantea “problemas jurídicos”. La Unión Europea ha cerrado acuerdos que deberían ser renegociados debido a su propio peso económico. Pero un portavoz de Pfizer dijo que está previsto que se entreguen 450 millones de dosis este año, por un valor de alrededor de 8.800 millones de euros según un precio de 19,50 euros por dosis, como fue también reportado por el Financial Times.

El exceso de dosis innecesarias fue un problema que ya planteó Polonia hace un año. En el silencio de los medios europeos, Varsovia ya había dejado de pagar los envíos y de aceptar dosis inútiles.

En este punto, el ministro de Salud de Polonia, Adam Niedzielski, invitó a la Comisión Europea a explicar por qué ha firmado un contrato tan grande para la vacuna COVID-19 e incluso para dosis no utilizadas.

Y en referencia al contrato celebrado entre la U.E. y Pfizer, las preguntas planteadas por el New York Times sobre los mensajes entre el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, y Ursula von der Leyen, el ministro definió el asunto como “el próximo signo de interrogación” a afrontar. The New York Times ha llevado a la Comisión Europea a los tribunales por no haber hecho públicos los mensajes que intercambiaron el presidente y el consejero delegado de Pfizer: la Comisión de la U.E. tiene la obligación de hacer públicos esos mensajes, que podrían contener información de interés público.

Leyendo la situación europea, los datos públicos y los mensajes de texto de los directivos italianos estos días investigados por la gestión del Covid, me vienen a la mente las declaraciones del Profesor Giulio Tarro mientras la pandemia estaba en curso, cuando le preguntaban ¿cuándo terminará? Tarro: “Es un virus político, no depende de los investigadores, por lo que no es posible establecer los tiempos”.

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